UNA MEDIANA EMPRESA TAMBIÉN PUEDE OBTENER IMPORTANTES BENEFICIOS FISCALES, CON UNA ESTRATEGIA TRIBUTARIA


La mediana y pequeña empresa también puede obtener beneficios fiscales,  asesorándose adecuadamente, no sólo las grandes empresas. Eso sí, con una buena planificación y estrategia tributaria.
Leyendo la semana pasada un artículo en un diario de prensa sobre la diferencia de  los pagos a Hacienda entre pymes y grandes empresas en el que se aseguraba que “una compañía con una cifra de negocio superior a los 1.000 millones de euros tributa al 16,9%, mientras que la pequeña y mediana empresa paga de media un 20%, según los últimos datos publicados, correspondientes a 2008.”, llegué a la conclusión de que con una buena planificación tributaria, el mediano y pequeño empresario  puede mejorar su tanto por cien de pago a Hacienda tanto o más que una gran empresa.


La Ley sobre Impuestos de Sociedades fija un tipo nominal para las pymes del 25% y del 30% para las grandes empresas.  En el artículo se aseguraban que “las compañías de mayor tamaño tienen más capacidad para beneficiarse de las múltiples deducciones, lo que permite romper la progresividad del impuesto.”
Desde GA TogasyTributos pensamos que la mediana y pequeña empresa también puede obtener beneficios fiscales,  asesorándose adecuadamente. Con una buena planificación y estrategia tributaria.
La Asesoría Tributaria se basa  en crear una estrategia y planificación para la empresa.  No solo consta en la confección y presentación de declaraciones impositivas.
Uno de esos aspectos es la planificación fiscal por determinados periodos de tiempo, generalmente anual,  en la cual se realiza una previsión general de la empresa:  dónde debe invertir o no para aplicarle deducciones fiscales, planificar la amortización del inmovilizado,  adecuar la facturación al volumen de gastos y así controlar el importe a pagar del IVA correspondiente… Una estrategia a seguir  donde la empresa es la máxima beneficiaria.
Si llevamos un negocio en el día a día, sin planificar y sin adelantarnos a los acontecimientos impositivos previsibles de una empresa, se  puede derivar en tres situaciones, nunca deseables:
1.       Pagar más impuestos de los que le correspondería
2.       Posibilidad de ocasionar una falta de tesorería puntual con la repercusión que ello ocasionaría en todos los departamentos de la empresa: falta de pagos de nóminas proveedores, etc.  por tener que destinar ese dinero presupuestado  para el pago de estos impuestos no planificados.
3.       Necesidad de obtener financiación externa,  a través de entidades bancarias o de los mismos socios de la empresa.
Hoy en día no estamos para juegos. Hay que caminar hacia adelante, pero caminar sobre seguro.
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